lunes, 27 de agosto de 2018

¿Es un sueldazo?



Y el otro día, volviendo de dar una vuelta con dos amigos, me quedé pensando, llegué a casa y echando un poco la cabeza atrás para que el techo estuviese más nítido me di cuenta de una “pequeña” gran cosa que me venía rondando.

Uno de mis amigos es Arquitecto y la otra es abogada, están viviendo juntos en un pequeño estudio sin ascensor en el centro de Madrid por el que pagan una cantidad de 550€ y no tienen luz natural que les ilumine a ambos sus ideas, esas ideas que ellos necesitan para desarrollar sus trabajos.

Pasamos la tarde hablando sobre lo que nos gustaría ganar, dónde nos gustaría vivir y cuando escuché al Arquitecto decir “yo si me pagasen el sueldazo de 30000 euros brutos al año, vamos, estaría contento y dando saltos de alegría. Así por fin podría hacer algo y empezar a vivir”… Introdujo la palabra –sueldazo- teniendo en cuenta que él es Arquitecto, que diseña casas para familias ricas en Las Rozas y se pasa de 8 a 8 trabajando de lunes a viernes sin descanso. Llamó “sueldazo” a lo que se quedaría en unos 2.100€ brutos al mes y en ese momento no lo pensé demasiado, a mí, Licenciada, con Máster y con idiomas me pareció también un sueldazo, una cantidad inalcanzable para mí.

A lo que la abogada, encargada de los casos más liosos de un buffete añadió “¡bueno eso sería genial!, si los dos tuviésemos ese sueldazo, podríamos incluso irnos a un alquiler en una urbanización con piscina y ¡plantearnos tener hijos! Pero ese sueldo es demasiado”.

¿Ese sueldazo es realmente “demasiado”?

De pequeña mis padres me dejaron escoger lo que quería estudiar, ellos me apoyarían en todo aquello  que quisiera hacer, pero siempre me venía en mente la premisa de que había que estudiar para tener un mejor futuro, para conseguir unas mejores condiciones, un mejor salario, una mejor casa, para que mis hijos pudiesen estudiar… Ahora que soy mayor, estoy metida en el mundo laboral y soy mileurista en Madrid, parece que tengo que dar las gracias a Dios, al cielo y al mundo y besar los pies de quien me ha otorgado este empleo.

A lo largo de mi vida he trabajado en todo tipo de cosas, he sido socorrista, he sido camarera, he limpiado los baños de una discoteca en Inglaterra, he estado en startups, he sido periodista, dependienta o ejecutiva de cuentas y el mejor sueldo que he percibido fue vendiendo turrones en una famosa turronería de Madrid, trabajando 6 días a la semana y uno de los cuales era de 11 horas seguidas.

Y ahora, recopilando todos estos rabillos de información que estoy soltando me pregunto, ¿dónde estamos llegando para pensar que el sueldo de un arquitecto, de una abogada y de una licenciada en comunicación audiovisual debe ser de 1000 euros? ¿En qué momento nos decidimos a especializarnos en un Máster que, se suponía, nos supondría un mayor conocimiento además de una mejor remuneración económica?

¿Por qué decidimos estudiar pensando en que nuestro futuro vendría marcado con mejores condiciones que otra persona que no tenía estudios?

No tengo absolutamente nada en contra de las personas que decidieron no estudiar, yo debí haber hecho lo mismo de hecho, pero si comencé una carrera fue porque antiguamente era así, tu estudiabas y prácticamente salías con un trabajo digno que te permitía comenzar a ahorrar y según ganabas experiencia, meterte en una hipoteca al mismo tiempo que tenías hijos y te ibas de vacaciones a la playa en verano.

Hoy en día a mis 26 años, a los 31 de mi amiga y a los 33 de mi amigo, ninguno nos planteamos el poder comprarnos una casa jamás, tampoco pensamos en tener hijos, y ¡de tener un chalet en la sierra ni hablamos! Llegamos justos a fin de mes después de pagar el alquiler, gastos, comida y transporte, pudiendo permitirnos en “lujo” de tomarnos una coca cola y cenar en algún sitio reservado por El Tenedor previamente. Hacemos cálculos y pensamos en cómo llegar a fin de mes y si esta vez podremos ahorrar 50€. Pagamos todo a plazos por si algún mes nos llega una multa, tenemos que cambiar las ruedas del coche o se nos rompe el móvil y tenemos que tirar de dinero extra que no tenemos.

Entonces es aquí donde llega mi dilema, la clase media (se supone) está en las personas que cobran de 1500 a 3000 euros netos mensuales. Nosotros tres estamos bastante por debajo de esa media, entonces tengo que tragar saliva mientras sigo mirando al techo y pensar que efectivamente una abogada, un arquitecto y una comunicadora audiovisual somos clase baja, somos clase obrera.

Soñamos con un sueldo que debería ser el nuestro, ¡es como soñar con tener un DNI! El problema es que en todas las empresas las ofertas que proponen no superan los 30000 brutos al año y si lo hacen, solicitan 10 años de experiencia que obviamente teniendo 26 años, no tengo. Aceptamos un trabajo mileurista dando palmas a la vida como si nuestros estudios, experiencia, idiomas y manejo de ciertas herramientas lo valiese. Tenemos un sueldo equitativo con los dependientes de tiendas, algo superior al de los camareros y remotamente inferior al de los comerciales inmobiliarios pero “nos conformamos” porque es lo máximo que actualmente podemos pedir, ya que no merecemos nunca llegar a ese sueldazo que tanto anhelamos.

Y así están las cosas, también difíciles para las empresas a las cuales se les ha encarecido tener a los trabajadores, ellos tienen más gastos, nosotros ganamos menos para poder sostener a la empresa y nuestra vocación y sueños se quedan en esa silla en la que todos a final de mes echamos cuentas para ver dónde podemos ahorrar o qué podemos hacer para que a final de mes no tengamos que tirar de ahorros (si los tenemos), mientras tanto, nuestros títulos colgados de la pared relucientes haciéndonos compañía todos los viernes y sábado noches que hemos decidido quedarnos en casa para ver una película y ahorrar.

Tenían razón cuando decían “estudia, que llegarás muy lejos”, porque finalmente terminaremos saliendo del país si queremos poder vivir sin ataduras, ¡ojo! Que tampoco digo derrochando por los cuatro costados, pero teniendo la posibilidad de vivir sin estar haciendo cuentas constantemente, de mirar el monedero y poner cara de pócker o sin pegarnos un susto de muerte cuando nos llega la hora de pagar el seguro del coche.

Así que hoy vengo a aclarar dos cosas:

Que un buen sueldo no son 1000 euros. Es un sueldo de clase obrera.

Que un sueldazo no son 2100 euros. Es un sueldo de clase media.



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