Y el otro día, volviendo
de dar una vuelta con dos amigos, me quedé pensando, llegué a casa y echando un
poco la cabeza atrás para que el techo estuviese más nítido me di cuenta de una
“pequeña” gran cosa que me venía rondando.
Uno de mis amigos
es Arquitecto y la otra es abogada, están viviendo juntos en un pequeño estudio
sin ascensor en el centro de Madrid por el que pagan una cantidad de 550€ y no
tienen luz natural que les ilumine a ambos sus ideas, esas ideas que ellos necesitan
para desarrollar sus trabajos.