domingo, 12 de febrero de 2017

Con tonos grisáceos...


Y es que no siempre tenemos lo que deseamos, porque a veces lo que deseamos no es lo que nos conviene.

Podemos pasar horas mirando la misma fotografía, viendo un vídeo o escuchando una grabación, pero ninguno de esos momentos van a volver. Estás en el presente, estás ahora.


Te preguntas una y otra vez por qué tú, repasas cada detalle del recuerdo que mantienes vivo buscando ese fallo que hizo que todo se derrumbase, que todo se viniera abajo. Incluso piensas en hipótesis fundadas en aquello que habría pasado si...

Cada vez que abres los ojos, vuelves a pensarlo, a qué hora fue, en qué momento dejaste de sentir ligereza y notaste pinchazos que no te convenían, que no te merecías.

Nada más lejos que tus propias dudas, esas que no despejas, porque necesitas una respuesta, pero ¿sabes? No siempre se tienen respuestas y cuando las tenemos, muchas veces no son las que deseamos.

Porque aunque intentemos seguir un patrón, nada es una línea recta, no siempre todo es blanco o negro, hay muchos puntos entre ambos extremos, con muchos tonos grisáceos que cambian segundo a segundo, intentar entender el porqué de esos cambios tan solo hará que te vuelvas más y más loco.

Nuestra cabeza es un mecanismo que jamás deja de funcionar, lleno de globos chocándose unos con otros que poco a poco se van deshinchando y terminan esfumándose. No es sencillo colocar todos esos globos y más cuando uno se mueve demasiado, chocando con cada una de las paredes de nuestro cerebro, como si fueran martillos dando ruido con el mismo asunto intentando buscar una salida, pero no hay salida aún para ese globo de tonos grisáceos...

Darle vueltas a todas aquellas cosas que no entendemos es algo tan difícil de controlar como las ganas de estornudar, nublando la concentración en el resto de los globos que se mantienen quietos y estables.

Y cuando intentas relajarte, coges un libro pero no eres capaz de leer una página sin que tu mente vuelva a viajar a otra parte, porque aunque tengas miles de cosas en la cabeza en las que emplear tu tiempo, siempre hay una que no brilla por su importancia, un globo del cual querrías deshacerte pero ahí está ... Y buscas respuestas, intentando huir de los golpes de ese globo que no para de cambiar de color, que está lleno de cosas que querrías descubrir pero que no entiendes y créeme, todos los globos terminan esfumándose.

Porque no siempre merecemos lo que nos ha tocado, lo que tenemos o lo que vamos a tener, ojalá todo fuera tan sencillo como recibir lo que damos... No es así, y cuando concentres tus fuerzas en comprender que ese globo no dejará de dar vueltas, de cambiar de color y chocarse con el resto de globos, podrás estar tranquila.

No hay porqué entenderlo todo, no tenemos porqué saberlo todo... La clave solo está en aprender a vivir con la idea de que habrá cosas que jamás comprenderás, solucionarás u olvidarás, pero así es como se forja una persona... Eso es lo que ha hecho que seas quien eres ahora... No olvides que un examen de matemáticas tiene fórmulas pero nosotros no, somos seres inestables, irracionales y espontáneos rebosantes de ideas, sentimientos y opiniones...

Cada uno sabe el valor que tiene uno mismo, que nunca se te olvide, aunque no tengas respuestas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario